Por tal motivo, celebraremos con una misa el próximo domingo 5 de febrero a las 13:00 horas en la Catedral de Monterrey
Sigamos pidiendo la intercesión del Padre Jardón ante Dios!!!
Sed ut perspiciatis unde omnis iste natus error sit voluptatem accusantium doloremque laudan tium, totam rem aperiam, eaque ipsa quae ab illo inventore veritatis et quasi architecto beatae vitae dicta sunt explicabo. Nemo enim ipsam voluptatem quia voluptas sit aspernatur aut odit aut fugit, sed quia consequuntur magni dolores eos qui ratione voluptatem sequi nesciunt. Neque porro quisquam est, qui dolorem ipsum quia dolor sit amet, consectetur, adipisci velit, sed quia non numquam eius modi tempora incidunt ut labore et dolore magnam aliquam quaerat volup tatem. Ut enim ad minim veniam, quis nostrud exercitation ullamco laboris nisi ut aliquip ex ea commodo consequat. Duis aute irure dolor in reprehenderit in voluptate velit esse cillum dolore eu fugiat nulla pariatur. Excepteur sint occaecat.
¡Oh Dios Omnipotente!, que elegiste a tu Siervo RAYMUNDO JARDÓN para el ministerio sacerdotal y enriqueciste su sacerdocio con una caridad y una pobreza admirable, con un encendido de amor a Jesucristo en su Eucaristía y a la Santísima Virgen de Guadalupe y con un extraordinario servicio a sus semejantes, particularmente a los pobres concédenos por su intercesión la gracia que te pedimos (pídase)
Confiadamente te suplicamos que por su vida ejemplar y para bien de tu Santa Iglesia sea elevado a los altares.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
No lo parecía pero él sentiase quebrando. Semanas antes se mandó hacer su ataúd, para ahorrar esa molestia a última hora. Meses atrás, por arbitraria sanción que en ninguna ley consta, se le "castigó" impidiendole ejercer su ministeria y el santo sacerdote, todo fuego de caridad y de ternura, todo actividad y expansión apostólica, sintió la herida en el corazón. Imposible que él quedara inactivo: pero arrancando de su centro natural, estrechado y vigilado, sintió como una parálisis progresiva en el alma. Veló una sombra de melancolia la perpetua sonrisa de su rostro. ¿Hasta doónde influyó esto en su prematuro fin? Pocas gentes tan populares y queridas. ¿Quien no conocía y estimaba al padre Raymundo Jardón? ¿Quien no sentía atraído por su cariñosa jovialidad, por su benevolencia infatigable, por si sencilla unción, por su espiritu de humildad y de servicio? todo Monterrey desfiló ante su féretro.